lunes, 2 de mayo de 2016

Tiempo




El tiempo silencioso se mueve, se escapa y no se puede atrapar dejando tras de si una huella que te puede torturar, una huella que difumina momentos, una huella que puede llegar a teñir una mentira de verdad. Ella lo sabe, se rinde y cierra sus ojos para empezar a rememorar. Da un paso y se sumerge en las tinieblas de un tiempo que la devuelven a un puente de madera con vistas al basto y ancho mar. Sentada en un banco, detrás de ella, el rumor de la fiesta se empieza a apagar mientras unos pasos se alejan de su lado sin piedad. Vuelve a estar sola, él ya no volverá, la deja enjaulada en un tiempo del que prisionera será.


Gracias melón.