Sentada
en medio del silencio que ni tan siquiera la última brisa del día era capaz de
perturbar, sentía como sus últimas esperanzas se desvanecían sin más. Después
de ir contracorriente ni ganas ni fuerzas le quedaban ya para poder continuar.
Entonces, cuando la oscuridad en su interior amenazaba con llenarlo todo con el
sólido sentimiento del fracaso y la frustración, una luz vino para iluminarle
el sendero que aun le aguardaba por recorrer. Aun no era la hora de rendirse y
llorar, era el momento de alzarse y volver a caminar.
Preciosa Imagen, Sara, que junto a tu relato, nos invita a sentir que no estamos solos, y que a veces, aunque la vida no sea de color de rosa, siempre existe esa luz que nos va a orientar a salir del hoyo dónde nos hemos metido, me encanta esta historia..
ResponderEliminarAzulina precioso comentario que sin duda resume bien la idea de "la esperanza es lo último que se pierde". Aunque a veces cuesta no tirar la toalla...
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