Familia
adinerada en deudas y pretensión ve en su primogénita la salvación para
enriquecerse y mejorar en posición. Como si de pura mercancía se tratase la
joven fue desposada con un anciano libidinoso que habiendo conocido otros
tiempos vanagloriosos no hizo tardanza en dar rienda suelta al tunante
escondido detrás de su falsa educación. Rendida a su destino, al igual que
tantas otras, se dejó arrastrar por las corrientes. Demasiadas eran las tardes
malgastadas en un hermoso jardín mientras
impotente contemplaba como su rostro se marchitaba al lado de tal rufián.
Demasiado largas eran las noches en las que un par de rugosas manos recorrían
su cuerpo en un vano intento de hacerse dueño de una juventud que jamás le
pertenecería tal y como su ego masculino pretendía alcanzar.
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