La soberbia estaba escrita en su
mirada, porque sí, porque eso era lo que le salía del alma. A estas alturas le
era difícil recordar lo que quizás en verdad nunca fue; una niña que irradiaba
luz y se aferraba a la esperanza de ser amada. Pero cuando la espera es larga
hasta los más crédulos se dan por vencidos. A estas alturas, la lista de
decepciones ya era demasiado larga y de pronto un día se dio cuenta que ya no
sentía nada. Las fuerzas para remar contracorriente sencillamente no estaban.
Y aquél iba a ser un día más, otro
día en el que llamaron a las doce en punto a la puerta. Él ya llegaba para ofrecerle las
limosnas de su tiempo. Ahora empezaría un juego cuerpo a cuerpo en el que se
fingiría algo parecido al amor, pero rompiendo las cadenas de la rutina ella se
quedó quieta y callada mientras los golpes en la puerta no cesaban. No quería volver a bailar a la conveniencia de nadie,
no quería a alguien que no la tuviese en mente a jornada completa, no quería escuchar
ni una de sus palabra.
Si... a veces te hartas y ya no aguantas mas...
ResponderEliminarFeliz de ver tus escritos y tus preciosas creaciones!!
Un abrazo Sara!! :):)
Azulina, que ilusión leerte...es una pena que no tenga el tiempo que me gustaría para dedicarselo al blog y mis escritos. Espero de verdad que estés genial!! Besitos!!!!!!
EliminarPD: ya que sé que te gustan los escritos te puedes pasar si quieres por https://lajauladeunpajaritoazul.wordpress.com/ que también es mio.
Claro que me pasaré Sara, gracias por decírmelo!! Un nombre realmente precioso, ya sabes como me gusta el azul jajaja Un besazo!! :):)
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