Lo tenía
todo, al fin. Después de anhelar, después de implorar, después de tantas noches
en vela esperando a poder tocar sus sueños con la punta de los dedos de sus
manos, las horas dese de frustración habían terminado. Ahora, en aquella
habitación de hotel en la que en el aire aún se percibían los restos de humo de
tabaco, no solo podía tocar sus más profundos deseos ya realizados sino que los
podía abrazar y en su pecho con dulzura estrecharlos. Entre joyas y sedas que
acariciaban su suave piel sus días transcurrían a sabiendas que tal situación eternamente
prolongada no podía ser. La tersura de cuerpo efímera flor era y los billetes manoseados
que tanto abundaban entre las sabanas revueltas al amanecer, el día menos
pensado dejarían de aparecer.
Juventud, divino tesoro, intensamente la vivimos, pero muy pronto se va, y así descubrimos que el verdadero tesoro que todos tenemos es el alma que no envejece, que sólo nuestros actos pueden afearla o bien hacer que brille como la juventud que un día tuvimos,
ResponderEliminarPreciosa imagen Sara, y muy bonitos los efectos que le has puesto .Felicidades!!!!!
Pero si anda por aquí mi fiel seguidora!...pero que bonitas palabras las tuyas! Cualquier día te ficho para que escribas alguna entrada!! Y bueno ya sabes que en el tema de efectos aún me queda mucho camino por recorrer pero muchiiisiiimas gracias por tus felicitaciones!
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