domingo, 6 de abril de 2014

Habitación de hotel

 
Lo tenía todo, al fin. Después de anhelar, después de implorar, después de tantas noches en vela esperando a poder tocar sus sueños con la punta de los dedos de sus manos, las horas dese de frustración habían terminado. Ahora, en aquella habitación de hotel en la que en el aire aún se percibían los restos de humo de tabaco, no solo podía tocar sus más profundos deseos ya realizados sino que los podía abrazar y en su pecho con dulzura estrecharlos. Entre joyas y sedas que acariciaban su suave piel sus días transcurrían a sabiendas que tal situación eternamente prolongada no podía ser. La tersura de cuerpo efímera flor era y los billetes manoseados que tanto abundaban entre las sabanas revueltas al amanecer, el día menos pensado dejarían de aparecer.

2 comentarios:

  1. Juventud, divino tesoro, intensamente la vivimos, pero muy pronto se va, y así descubrimos que el verdadero tesoro que todos tenemos es el alma que no envejece, que sólo nuestros actos pueden afearla o bien hacer que brille como la juventud que un día tuvimos,
    Preciosa imagen Sara, y muy bonitos los efectos que le has puesto .Felicidades!!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero si anda por aquí mi fiel seguidora!...pero que bonitas palabras las tuyas! Cualquier día te ficho para que escribas alguna entrada!! Y bueno ya sabes que en el tema de efectos aún me queda mucho camino por recorrer pero muchiiisiiimas gracias por tus felicitaciones!

      Eliminar