domingo, 30 de marzo de 2014

Teatro

 
El murmullo del público pronto el silencio substituyó cuando las luces fueron apagadas. Las cortinas del gran telón fueron abiertas, por fin daría inicio la tan prometedora actuación. Conteniendo el aliento sobre el escenario ella hizo su aparición para obrar tal y cómo todos esperaban; ganándose así los vítores y aplausos que siempre recibía con una sonrisa tan brillante que al propio sol hacía sonrojar. El telón volvía a cerrarse y su sonrisa dejó de brillar, la ilusión de llevar una vida envidiable demasiado pesaba ya. En su vida el sol ya no brillaba, tan solo había una densa niebla que le impedía avanzar, más eso era algo que su público debía ignorar. El espectáculo debía continuar.

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