Aquella fotografía arrogante se creía
capaz de mantenerse al margen del paso del tiempo guardando eternamente un retazo
de una vida pasada. Pero la rugosidad del papel en las manos de su dueña delataba que el paso del tiempo no
perdona pues todos quedamos expuestos a la vejez. Poco queda de la joven
sonriente que disfrutaba de un día de playa; tan solo queda el recuerdo lejano
de lo que antaño fue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario