Alzó sus
alas al viento sintiendo como la brisa le guiaba. Aquel canto maravilloso le atraía
hacia su dueña solicita de su presencia. Sorteando escasos obstáculos propios
de un desierto inhóspito, aquel pájaro portador de tierra fértil y hierba fresca
se poso sobre la mano de aquella que ansiaba desterrar la arena de las dunas
de su alrededor para disfrutar de la frescura de una vegetación prohibida en
aquellas tierras.
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