jueves, 30 de mayo de 2013

Harmonía



Pasando de puntillas por la estancia de la casa señorial se encaminó hacia el testigo mudo de los hechos acaecidos. En cuanto abrió las puertas que daban acceso al cuidado jardín el olor de las flores frescas fue conducido a través de la suave brisa para toparse con sus sentidos. Con el mismo paso lento pero decidido se sentó en aquella butaca de sobras conocida, cerró los ojos y disfrutó de aquella harmonía persistente que ni tan solo fue perturbada el día que su corazón dejó de latir apagándosele la vida por siempre.

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