Tiempo
atrás sus ojos quedaron cerrados para no volver a ser abiertos jamás, pero después de un
profundo letargo estos se abrieron súbitamente de par en par. Su cuerpo yacía
sobre un lecho de perfumadas flores en medio de un desconocido emplazamiento a
todas luces difícil de ubicar. Aquel era un mundo extraño, ella no pertenecía aquel
lugar. Los colores vibrantes aturdían a sus sentidos pero poco a poco estos se tendrían
que acostumbrar a un paraje tan peculiar. Cuando su mente aun trabajaba en
intentar pensar con racionalidad, un ave de colorido plumaje en su mano se
quiso posar, entonces lo supo con claridad. Por alguna razón desconocida se le
estaba brindando una oportunidad para volver a empezar. Era hora de levantarse y de empezar a caminar, el
tiempo jugaba en su contra y esta vez no lo iba a desaprovechar.
Un relato muy poético, me ha gustado mucho, Una imagen preciosa.
ResponderEliminarSólo puedo responder a tu comentario con un me gusta que te guste!!
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