domingo, 18 de agosto de 2013

Juego de niños


Las puertas del despacho se cerraron tras ella amortiguando así el bullicio de los invitados. Mujer fría, de carácter orgulloso, no podía dejar aflorar el recelo de aquella reunión a la que fue convocada con demasiadas prisas y excesivo recelo. Sabía perfectamente que la misión encomendada había sido llevada a buen término dos días atrás con un éxito embriagador consiguiendo así un descanso merecido permitiéndose por una vez en mucho tiempo dejar atrás falsas identidades e intrigas políticas a las que ya no encontraba sentido. Planteándose más de lo debido dejar la profesión seguía cumpliendo las órdenes dadas sin ser cuestionadas quizá por miedo a las represalias, quizá acostumbrada a la inercia de una vida difícil de dejar atrás. Así que allí estaba, en un despacho en mitad de la noche engalanada con sus mejores ropas para no desentonar.

Conociendo de sobras el protocola establecido, le fue entregado un nuevo expediente que con detenimiento leyó. Un cruce de miradas mudas entre ella y su superior fueron suficientes para decirlo todo. Con el mismo silencio con el que entró volvió a una fiesta que de pronto se le torno abrumadora. Todas aquellas risas, lujos, esplendores y chismorreos de la alta sociedad no cesarían a pesar de que a la mañana siguiente se daría inicio a una guerra, en la que sería el pueblo quién sufriría las consecuencias de un juego entre niños que gozaban de excesivo poder y que ansiaban proclamarse como los grandes vencedores ante unos adversarios igual de caprichosos.

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