Un instante, un mordisco y un dolor agudo,
difícil de calificar, fue lo que cambio su vida para siempre. Desoyendo los
aconsejo de los allegados se aventuró
por las calles en plena noche cuando unos pasos anunciaban que alguien la
seguía. Para cuando quiso reaccionar era demasiado tarde, su agresor estaba
encima de ella. El forcejeo mantenido con el desconocido tan solo hizo que se
prolongara la agonía. Fue entonces, en un breve momento cuando a luz de la luna
vio como resplandecían unos colmillos afilados que ansiaban su sangre. Un
vampiro. Aficionada a lectura de ficción siempre achacó a esa legendaria figura
a las mentes imaginativas de unos autores ávidos de historias que entretuviesen
a un público cada vez más exigente. Pero entonces delante de ella se alzaba la
prueba de que aquellos seres de ultratumba existían. El hilo de sus
pensamientos se rompió cuando empezó a sentir como lentamente su sangre aún
caliente emanaba de los dos orificios surcados por el extraño agresor. Cuando
su fuerza vital era escasa fue abandona en
la calle a merced de maleantes. Lo siguiente que recuerda fue que comenzó
a sentir una sed extrema, una sed como la que jamás había sentido. Se convirtió
en uno de ellos. Ahora ese era ya un recuerdo lejano, desde entonces vive
condenada a vivir en las sombras durante toda la eternidad siendo un monstruo sin alma movida por la lujuria y la
sed de supervivencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario