La desazón
y la desesperanza empezaban a ganar terreno al siempre optimismo que tanto la caracterizaba,
el mismo que era capaz de iluminar hasta
la más oscuras de las estancias. Compungida no podía creer las maldades y
sacrilegios que eran cometidos por aquellos individuos que se creían por encima
de leyes terrenales y divinas. Aquellas calamidades que tanto les hacían sufrir
y de las que tanto se quejaban eran tan solo el fruto de los actos propios del egoísmo.
Entonces cuando se veían acorralados sin medios propios para escapar, dejaban
aquella supremacía a un lado para verse en su insignificancia existencial rogando
perdones o favores a fuerzas celestiales como última alternativa. Si después de
sus imploros y pataletas el milagro esperado no se presentaba volvían a vestirse
con su prepotencia para mirar con descaro quizá a un dios en el que no creían o
quizá a in ángel de la guarda que parecía darles la espalda. Entonces ella como
ángel de la guarda que era observaba al alma que le había sido encargada
pensando que como todas estaba corrompida y condenada.
muy interesante..... esperemos que no este corrompida ese alma
ResponderEliminarMiguel Ángel en primer lugar gracias por visitar el blog espero que este sea la primera de muchas visitas más y en segundo lugar... supongo que discernir si una alma está corrompida o no es difícil de juzgar y sí realmente lo está arduo trabajo le espera a ese ángel de la guarda para intentar encauzarla.
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