El
color y la frescura impregnaban cada uno de sus sentidos llenándola de una vida
que creía extinguida. Verse envuelta por los prodigios de la naturaleza hacia
que su imaginación volara más allá de los limites conocidos haciendo que ante
la mirada de aquellos enclaustrados en sus propios oscuros pensamientos la
vieran a ella como una fantasiosa con demasiados pájaros en la cabeza sintiendo
pena de su locura. Por el contrario lo que ninguno sabia era que, a su misma
vez, era ella la que se entristecía por aquellos que se atrevían a juzgarla por
su locura ya que eran ellos los que no eran capaces de apreciar esos pequeños
detalles que la naturaleza ofrecía y que solamente unos pocos privilegiados como
ella eran capaces no solo de apreciarlos sino de hallar la felicidad en ellos.
Sabiendo esto, ¿Quién de ellos poseía realmente la locura?
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