Con
la fricción de la arqueta las tensas cuerdas del violín sonaron para dibujar en
el aire una melodía improvisada que buscaba sosegar un corazón dañado por el
mal de amor. Tantas promesas incumplidas, tantos planes que morirán en aquello
que pudo ser. Bien cierto es el dicho de las palabras se las lleva el viento,
pues cuan más hermosas son más escurridizas se vuelven escapando de las manos llevándose
consigo un futuro idílico que no podrá acontecer. Cada nota interpretada
limpiaba las lágrimas que brotaban surcando su rostro como caudalosos ríos limpiando
el camino son sus aguas para dejar paso a un futuro nuevo que no tardaría en
aparecer.
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