Las
olas ajenas a lo que acontecía a su alrededor se rompían golpeando con la roca
que serbia de refugio a una joven enamorada que vio partir a su amado sabiendo
que jamás volvería a saber de él. El temido adiós aconteció ya hacía tiempo
atrás, tanto que los dedos de sus manos no eran suficientes para poder contarlo.
Como cada noche allí se sentó impasible con su candil para iluminar la
oscuridad que sigue al crepúsculo e indicar el camino de regreso al hogar ya no
a al barco de su amado sino a su alma aun pérdida, aun vagando en la inmensidad
del frio océano que lo atrapó y no lo dejó escapar.
Me encantan la imagen y la historia de "Frío Océano" Todo tu blog está fantástico!!
ResponderEliminarMuchiiisimas gracias Mabel, sé que este es tu primer comentario en el blog y estoy segura de que no será el último. Nos seguimos leyendo, un enrome saludo.
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