Aquella
noche prometedora que discurría entre lujos y gente de nivel, se convirtió en
un recuerdo para olvidar. Como una puñalada asestada rápidamente sin dejar
lugar a la reacción, entre conversaciones de supuesto alto nivel cultural y el
brillo de centenares de joyas resplandeciendo al unísono gracias al suave
reflejo de la luz de las lámparas sobre las superficies pulidas de las codicias
alhajas, fue humillada y ultrajada ante aquellos que siempre la miraron por
encima del hombro. Haciendo gala de una educación que más de unos de los
presentes envidiaría y manteniendo la dignidad ante las miradas avasalladoras, salió
del salón para ampararse en la noche y allí entre la niebla se prometió que
jamás lloraría a causa de aquellos que se atrevían a juzgarla, sencillamente no
valía la pena.
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