Como
consecuencia de los nubarrones que una tempestad tras otra se cernina sobre su
vida se convirtió en la mujer fría sin sentimientos que ahora es. Tanto las
lágrimas como la pena, la nostalgia o el amor les son desconocidos creyéndose
así estar por encima de aquellos que por el contrario no son capaces de ser
inmunes a tales sentimientos, los cuales tan solo conducen a la debilidad. El
apego a otros no es una opción pues el único medio de vida conocido desde que
tiene razón es aventurarse por los oscuros derroteros del presente y el futuro
con la exclusiva compañía de su mismo ser. Así, como si de un embrujo de un
cuento de hadas dónde una bruja malvada castiga a un malhechor, lo único que
deja tras su paso es una huella fría y distante que poco tarda en ser borrada
en cuanto sale el sol, desapareciendo así de la memoria de aquellos que un día
la vieron aparecer con su manto de mujer de hielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario