jueves, 6 de junio de 2013

Copa de vino


Unas simples gotas cayendo con premeditado silencio se mezclaron en el vino añejo como si se tratasen de un  aderezo de gustoso sabor. Lentamente se fundieron en el rojo líquido para no dejarse ver y cumplir su labor. Unos labios se posaron sobre le fino cristal para encontrar sin saberlo su final. Ninguno de sus sentidos lo alertaron del peligro pues consiguieron ser engañados ignorando lo que tenía que acontecer. Al poco la intensa jaqueca le reprochaba con fuerte dolor el exceso de confianza ante una anfitriona que se deleitaba ante la situación. Los ojos del invitado se apagaban; los de la anfitriona se iluminaban admirando su propia capacidad de actuación, pues no cree en los remordimientos y por tanto no afana ningún perdón. El veneno sobrante fue guardado quedando a la espera de actuar en una próxima función.

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