Al contemplar los hermosos rayos de sol que se colaban, como
visitante silencioso en un hogar convertido en prisión, cayó sobre ella como
una losa aquella vida no elegida sinó impuesta por crueles circunstancias. Su
propi reflejo en los impolutos cristales contribuyeron aumentar más si cabe su
desazón. Todo lo que se encontraba fuera de aquellas cuatro paredes respiraba
vida, respiraba fuerza, respiraba ilusión, todo aquello que ya hace mucho le
fue arrebatado en su vida pero permanecia adormecido en su interior. Con las
lágrimas surcando su rostro por la impotencia de ser consciente de su desdicha mas sin fuerzas
para cambiar nada, se acomodó en el sofá del salón. Sus ojos se cerraron privándola
del dolor. Fue transportada a un lugar existente en su mente, quizá fruto de un
recuerdo olvidado o tan solo de su imaginación, pero entonces allí fue feliz sintiendo
la brisa fresca del bosque, disfrutando de las caricias de flores que depositaban
sobre su piel el dulce aroma de sus pétalos, deleitándose con el sueva tacto
del tejido del vestido propio de una
princesa de cuento de hadas. Entonces el sonido de una puerta al cerrarse la
trajo de vuelta su realidad, su marido estaba de vuelta, debía dejar de soñar, se acabó la escapada.
Esta escapada es una delicia, me encanta, Felicidades Sara
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario y por tus felicitaciones que ya sabes que las tengo muy en cuenta.
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